• Fanfic "Tiger and Bunny" •

La Primera vez que lo vi.

La primera vez que lo vi, me dio la impresión de ser un hastío en lugar de un Héroe. Lo salvé aquella ocasión, vi la oportunidad de un rescate ante el público y lo que juzgué, no habría mejor entrada en escena que la compasión a un veterano patético. Las cámaras captaron el comienzo de mi ascenso lleno de gloria.

Sin embargo, ese primer contacto, su mirada asombrada y el ridículo trajecito que usaba, desearía recordarlos con más detalle ahora. Ciertamente no creía volverlo a ver, mucho menos toparnos en la misma compañía y ser un “dúo”. Como tampoco me era relevante si estaba en escena junto a mí. En esos días, el concepto del trabajo en equipo consistía en un sólido “no estorbes, son mis puntos”. ¿Quién me diría que ese mismo hombre influiría tanto en mí hasta arrastrarme a admirar sus propios conceptos? De verdad, si lo hubiera sabido, si alguien me hubiese avisado que su tendencia al desastre y su impulsividad harían tal mella en mí, si se pudiese volver al pasado y detenerme el día que sostuve su peso por primera vez, nada de lo que somos ahora tuviera sentido.

No pasaría marcando una fecha en el calendario, ni contando las horas hasta llegar a casa. Tendría más tiempo a solas con mis propios males y no tener que compartirlos a fuerza a la hora de dormir. Tuviese menos sueño y ya no me ardería tanto el hombro derecho. Mi espacio y mi soledad, no tendrían que soportar a nadie más que a mí y únicamente a mí. No, porque entonces, si ese día en que nos conocimos aún sin querer, si hubiese creído que ayudarlo era una pérdida de tiempo, ese viejo inútil no me sostendría en su pecho a la hora de dormir. No me besaría la boca con hambre al regresar a casa luego de horas sin vernos. No me haría esperar por el fin de semana a nuestro día de descanso para amarnos hasta que se parta la piel de tanto arañarnos. No estaría abrumado por su presencia, porque aún siendo tan delgado, la casa se llena de él por cada rincón que viola al ser pisado por otro ser humano que no soy yo. Estaría pendiente de mí mismo y mis rencores, en lugar de vivir por alguien que vive también por mí. Ni sentiría el escozor de siempre al vestirme, porque la noche anterior mordió mi cuerpo hasta rasgarlo. Porque simplemente, si ese viejo estúpido no hubiese entrado en mi vida como lo hizo, seguiría siendo el títere sin emociones, calculador, frío hacia el dolor de otro, continuaría sin perdonarme por no ser fuerte, por no poder aquella vez salvar a mis padres. Con su forma única de colarse hasta por debajo de la piel, mi mundo no estuviese tan lleno de vida y seguridad como lo es ahora que estamos juntos.

Y ya en serio, Kotetsu-san, ¿quieres dejar el tema del matrimonio en Europa?

Por Sanae Machida